Qué triste estoy hoy. Y en un ratito voy a ir al karaoke con Youssef y Marion a fingir que soy feliz y que se cantar y que todo está bien. Pero no. Qué gracioso que me haya vuelto tan buena engañando que me engaño a mí misma tan fácilmente. Igual y no debería de ir al karaoke a cantar hoy, mejor me quedo en mi cuarto y me pongo a llorar. La verdad es que me da mucha vergüenza regresar. Me da vergüenza. Y me siento también bastante estúpida porque yo estuve leyendo viejos mails casi todo el tiempo acá. Qué triste. Me siento estúpida. Odio sentirme estúpida. Pero no creo que haya sido estúpida, supongo que las cosas cambian para la gente. Lo triste (sí he dicho triste muchas veces pero es sólo porque estoy triste muchas veces) es que de repente me siento abandonada. Algo así como la muñeca fea de Cri-Cri pero sin escoba ni recojedor y mucho menos ratón que me ande dando listas de las cosas que me quieren en el rincón. No iré a Malta. Pero eso no tiene nada que ver. Lo más triste de todo, de TODO, es que yo nunca pensé que esto fuera como la masturbación que describe Lawrence, según Gloria me hizo el favor de poner en su blog para further depressing effects. Claro que no holdeo responsible a Gloria. No worries. No worries at all.